Perimenopausia y embarazo

Perimenopausia y embarazo

La perimenopausia es la etapa previa a la llegada de la menopausia en la que los ovarios van dejando poco a poco de funcionar y los niveles de las hormonas femeninas descienden haciendo que aparezcan los primeros síntomas ligados a la menopausia: irregularidad en los ciclos, sofocos, cambios de humor, irritabilidad, disminución de la libido… Aun así, aunque es complicado, un embarazo natural en esta etapa es posible.

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Perimenopausia y embarazo natural

La edad más fértil de una mujer, y por lo tanto la mejor para buscar un embarazo, es entre los 20 y los 30 años. A partir de los 35 años la tasa de fertilidad espontánea desciende de forma rápida hasta valores del 5% a los 40 años, y desde la cuarentena las posibilidades de lograr un embarazo de forma natural, sin ayuda médica, es de menos del 5%.

No obstante, las mujeres siguen siendo fértiles hasta los 47 años aproximadamente, aunque depende de la edad en la que cada una entre en la perimenopausia. Y, una vez llegan a la menopausia, no hay posibilidad de lograr un embarazo de manera natural, ya que los ovarios dejan de funcionar para siempre y, por lo tanto, de ovular. En promedio la perimenopausia dura unos 4 años, aunque para algunas mujeres la duración de esta fase se reduce a unos pocos meses, mientras que para otras puede durar hasta 10 años.

Por lo tanto, mientras la mujer ovule es posible lograr el embarazo, por lo que se puede quedar embarazada en la perimenopausia, aunque tenga ya más de 45 años, aunque es cierto que las posibilidades son muy escasas. Por eso, si una mujer no quiere quedarse embarazada pasados los 40 años, aunque empiece a notar síntomas propios de la menopausia, debe utilizar métodos anticonceptivos eficaces. Uno de los más recomendados a esta edad es el DIU de levonorgestrel, ya que ayuda a evitar no solo un embarazo no deseado, sino también hemorragias uterinas disfuncionales, muy frecuentes en estas edades.

Pero si lo que quieres es quedarte embarazada y tienes más de 40 años, es importante que acudas al médico cuanto antes para comprobar tu reserva ovárica y ver si es posible todavía el embarazo natural o no. Si así fuera, debes controlar tus ciclos para saber cuándo ovulas y aumentar las posibilidades de lograr el embarazo.

Riesgos del embarazo en la perimenopausia

El embarazo pasados los 40 años presenta muchos riesgos tanto para la mujer como para el feto. Esto se debe a varios motivos: la edad de los ovocitos, que da lugar a embriones con anomalías cromosómicas, el envejecimiento del útero y el propio envejecimiento del organismo de la mujer que, una vez entrada en la perimenopausia, tiene más riesgo de desarrollar diversas enfermedades.

Por eso, un embarazo pasados los 40 tiene muchas más posibilidades de acabar en aborto o parto prematuro, pero también de sufrir complicaciones como diabetes gestacional, preeclampsia, anomalías cromosómicas en el feto (especialmente síndrome de Down), mayor incidencia de enfermedades maternas relacionadas con la salud cardiovascular, bebé de bajo peso que necesitará cuidados especiales en el periodo neonatal y puede tener secuelas de mayor o menor gravedad, parto por cesárea, etc.

Esto hace que los embarazos de mujeres de más de 40 años sean considerados de riesgo y, por lo tanto, se hagan una serie de controles y pruebas extra para conseguir que el bebé nazca sano y sin problemas y que la madre tampoco desarrolle enfermedades graves.

Métodos de reproducción asistida

Como decíamos, es muy complicado conseguir el embarazo una vez entramos en la perimenopausia ya que los ovarios empiezan a dejar de funcionar y muchos ciclos no hay ovulación y, cuando la hay, los óvulos pueden estar envejecidos y dificultar la fecundación, la implantación o el desarrollo del embrión. Por eso, muchas veces es necesario recurrir a los métodos de fecundación asistida.

Entre los métodos de reproducción asistida más apropiados para estos casos encontramos la donación de óvulos. Una donante anónima dona óvulos de buena calidad que pueden ser fecundados exteriormente con el esperma de la pareja o de un donante y después introducidos mediante la fecundación in vitro.

En otros casos se recurre a embriones donados que, igualmente, son introducidos en el útero materno.

Estos métodos serán más o menos exitosos según la salud del útero materno y los niveles hormonales de la misma, aunque generalmente hace falta incluir tratamiento hormonal que asegure la implantación y desarrollo del feto y, como decíamos antes, controles extra para comprobar que la mujer no desarrolla problemas que pueden poner en riesgo su vida y la del feto como preeclampsia, diabetes gestacional, problemas en la placenta como placenta previa, bajo peso del bebé, etc.

Fuente: Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) III Curso Climaterio y Menopausia-VII Jornadas Internacionales de la Sociedad Latina de Medicina de la Reproducción (SOLAMER)

Redacción: Irene García

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