La orina en la menopausia

La orina en la menopausia

La menopausia cursa con un perfil sintomático sumamente amplio. Esa sintomatología incide en la salud de la mujer generando diversos problemas cuyo impacto en la calidad de vida registra variaciones interindividuales considerables. En este artículo se revisan, en concreto, los que están relacionados con el sistema genitourinario.

Índice

Cambios fisiológicos en la menopausia

La menopausia es un proceso fisiológico normal al que llegan todas las mujeres en torno a los 50 años que implica la desaparición de las menstruaciones a causa del cese de la actividad folicular ovárica. Se considera que la menopausia ha llegado cuando la mujer pasa 12 meses consecutivos sin la regla sin estar embarazada y sin una enfermedad que derive en su ausencia.

Previo a la menopausia está la perimenopausia, que puede durar entre 2 y 8 años. Y tras la llegada de esta, empieza la postmenopausia, que puede durar entre 1 y 6 años, con una fase temprana, que incluye los 2 primeros años, y una fase tardía, que empieza a partir del segundo año.

Pero la menopausia no solo provoca el fin de las menstruaciones, sino que el descenso de las hormonas que se produce a consecuencia del final del funcionamiento de los ovarios hace que se produzcan una serie de cambios en la fisiología de la mujer que pueden afectar a su salud y su calidad de vida y provocando la aparición de una serie de síntomas:

- A corto plazo: labilidad emocional, sudoración, sofocos, irritabilidad, palpitaciones, nerviosismo, tendencia a la obesidad.

- A medio plazo: cambios que afectan la musculatura, la piel y el aparato genitourinario.

- A largo plazo: osteoporosis, aumento del riesgo cardiovascular.

Alteraciones del área urinaria

El área genitourinaria comparte un origen embriológico común y se encuentra pegadas la una a la otra, por lo que ambas estructuras son sensibles a la acción de las hormonas sexuales femeninas y a sus alteraciones. Así, los cambios en los estrógenos y la progesterona que se producen en la menopausia afectan a la vagina, la vejiga, la uretra y la musculatura de suelo pélvico causando una serie de síntomas y problemas:

1- Infecciones urinarias. Las infecciones urinarias son comunes en mujeres de todas las edades, aunque la prevalencia muestra que se incrementan con la edad; de hecho, aproximadamente entre el 10 y el 15% de las mujeres mayores de 60 años sufren frecuentes infecciones de orina. La causa de estas infecciones frecuentes está en las alteraciones de la flora bacteriana causadas por el aumento del pH vaginal tras la llegada de la menopausia. Esto hace que la vagina se colonice fácilmente por las bacterias que forman parte de la flora vaginal, por lo que la mujer es más susceptible de padecer uretritis, cistitis… Asimismo, hay una menor producción de lactobacilos, responsables de proteger la vejiga.

Está comprobado que la suplementación con estrógenos, por vía vaginal, puede reducir las probabilidades de sufrir estos problemas. También se aconseja seguir una serie de cuidados para evitar las infecciones recurrentes, como limpiarse siempre de delante hacia detrás, usar ropa interior de fibras naturales, beber mucha agua,, vaciar bien la vejiga y no aguantarse la orina y tomar suplementos de arándano rojo que evitan que las bacterias se adhieran a las paredes de la vejiga gracias a su alto contenido en antioxidantes y protoancianidinas.

2- Síndromes de urgencia-frecuencia miccional. Están causados por la atrofia urogenital que se produce como consecuencia de la disminución de estrógenos, lo que implica la pérdida del control voluntario de la micción, lo cual se traduce en una necesidad urgente e imperiosa de orinar. Este trastorno afecta, como mínimo, al 30% de las mujeres de más de 65 años y también mejora al seguir un tratamiento estrogénico.

3- Incontinencia urinaria. Es un problema que afecta al 25% de las mujeres de más de 60 años y se hace más frecuente a medida que avanza la edad de la persona. Además, son más propensas a padecerla aquellas mujeres que sean obesas o las que hayan tenido varios embarazos y partos en su etapa fértil. Aunque no está comprobada la relación entre incontinencia y disminución estrogénica, son muchos los que defienden que la disminución de estrógenos afecta a todo el sistema de presiones en la vía urinaria lo que, unido a la degradación de la uretra y la vejiga por la edad, hace que aparezca la incontinencia de esfuerzo, que se ve agravada por el síndrome de urgencia-frecuencia miccional. Por otra parte, en esta etapa se produce un debilitamiento del suelo pélvico que contribuye a la pérdida de tono muscular del periné y que, como consecuencia, hace más difícil controlar la vejiga.

Cuando la pérdida de orina es leve y se produce tras realizar algún tipo de esfuerzo, como toser, estornudar, reír, o levantar pesos, se denomina incontinencia urinaria por esfuerzo. Sin embargo, también existe la incontinencia urinaria de urgencia, que se caracteriza porque ante los mismos estímulos se tienen unas ganas repentinas e incontenibles de orinar y no da tiempo a llegar al baño.

4- Retención urinaria. Se cree que la disminución de los estrógenos puede causar hipoactividad del detrusor, el músculo liso que forma parte de la pared de la vejiga urinaria y cuya contracción provoca la micción, es decir la expulsión de la orina al exterior a través de la uretra. Al funcionar peor, permite que queden residuos de orina en la vejiga y que esta no se vacía completamente.

¿Qué hacer?

La suplementación estrogénica, ya sea oral o vaginal, puede ser beneficiosa para los síntomas irritativos de urgencia urinaria, frecuencia e incontinencia urinaria de urgencia.

Los ejercicios del suelo pélvico para fortalecer la musculatura de la zona pélvica también nos pueden ayudar a fortalecer estos músculos y evitar la incontinencia urinaria y la retención. También existen medicamentos para controlar la pérdida de orina.

Además, en los casos de infección urinaria es importante acudir al médico cuanto antes para tratar la infección con antibióticos y evitar que cause complicaciones mayores como una infección de los riñones o pielonefritis.

Fuente: “Menopausia. Salud genitourinaria”, Adela-Emilia Gómez Ayala. Doctora en Farmacia y Máster en Atención Farmacéutica Comunitaria. Elsevier. https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-menopausia-salud-genitourinaria-X0212047X10556284 American College of Obstetricians and Gynecologists, www.acog.org/Patients/FAQs/The-Menopause-Years Gandhi J, Chen A, Dagur G y otros. Genitourinary syndrome of menopause: an overview of clinical manifestations, pathophysiology, etiology, evaluation, and management (Síndrome genitourinario de la menopausia: generalidades sobre manifestaciones clínicas, patofisiología, etiología, evaluación y tratamiento). Am J Obstet Gynecol. 2016;215(6):704-711.

Redacción: Irene García

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