Premenopausia y depresión

Premenopausia y depresión

La menopausia es una etapa en la vida de la mujer en la que se producen muchos cambios hormonales, lo que provoca que experimente un estado anímico inestable parecido al que se atraviesa en la adolescencia, por ejemplo. Es por ello por lo que un gran número de mujeres puede llegar a experimentar tanto síntomas depresivos como ansiedad y alteraciones del estado de ánimo sin que eso implique llegar a sufrir depresión...

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¿Has oído hablar sobre la depresión en la menopausia? Todas nosotras sabemos y somos conscientes (más a medida que nos acercamos a ella, claro) de los síntomas habituales de la premenopausia como son los sofocos, el insomnio, los cambios en la forma del cuerpo, el fin de la menstruación, los cambios del cabello o los cambios en la piel.

Sin embargo, de lo que se habla bastante menos es de las consecuencias psicológicas de la pre y la menopausia. ¿Ansiedad? ¿Depresión? Efectivamente, y es que ambas consecuencias están muy pero que muy relacionadas. Además, tanto la depresión como la ansiedad pueden tener un origen fisiológico y químico y es importante conocer tanto el término de la depresión como sus consecuencias y también su mayor aparición durante la premenopausia.

Recuerda: eres lo que comes

Para aliviar tanto la ansiedad como la depresión en la menopausia lo principal siempre es comer bien porque no, efectivamente la dieta sana no es la dieta clásica “temporal” para conseguir adelgazar sino más bien una elección adecuada de los alimentos que se consumen. Esto quiere decir básicamente que nada de hacer dieta sino más bien adoptar unos hábitos de vida saludables de manera permanente que tengan como objetivo que una se encuentre mucho más sana y saludable.

Recuerda que lo que comemos nos puede hacer sentir mejor o peor. De hecho, tanto los alimentos precocinados como las harinas blancas y los azúcares refinados empeorarán el estado de ánimo de cualquiera pudiendo incrementar la tristeza, la depresión, la irritabilidad y también a ansiedad. Por ello, lo mejor siempre será priorizar los vegetales, los alimentos con cereales integrales, las frutas y las verduras y beber mucha, mucha agua.

Y lo que haces…

Así es, lo que haces también y por eso es importante que te muevas y que actives tu cuerpo. Ten en cuenta que cuando mueves tu cuerpo los beneficios que obtienes son muchísimos, así que no te olvides de nadar en la piscina o en la playa (si vives cerquita, claro…), pasear y caminar por las calles de tu ciudad o de tu pueblo, apuntarte a clases de baile como la salsa, el tango, el flamenco ¡o zumba! Además, también podría ser muy buena idea que fueras a Pilates para ejercitar tu espalda y tu musculatura en general ¡y monta en bici! ¿Hace mucho que no montas y crees que se te habrá olvidado? De eso nada, lo de montar en bici no se olvida, además, es gratis y lo puedes hacer en cualquier momento del día. Además, hacer cualquier tipo de ejercicio va a hacer que te sientas mucho más relajada, tranquila y animada.

¿Pena o depresión?

Como sucede en cualquier otro periodo de cambio y transición lo cierto es que no resulta extraño padecer sentimientos de pena o extrema tristeza por lo perdido, que en estos casos es la pérdida de la juventud y la capacidad reproductiva. Por tanto, sentir pena es un proceso totalmente normal y lógico. Sin embargo, en este momento resulta fundamental distinguir entre pena y depresión, especialmente porque ambos estados comparten síntomas como la pérdida de interés por realizar actividades que antes proporcionaban placer, problemas para conciliar el sueño o la falta de apetito. Además, ambas también causan tristeza e incluso problemas alimentarios y de sueño, pero sentir pena es solo un proceso. Sin embargo, tener depresión no, pues esta suele durar bastante más y causar sentimientos más intensos y con un impacto más grave en el día a día.

Pero sí, se pueden distinguir, o eso es al menos lo que nos aseguran algunos expertos en el tema que afirman que la depresión además de ser un periodo más prolongado e intenso sumerge a la persona en un estado emocional en el que siente que su vida está paralizada, que no es capaz de avanzar para superar dicho proceso. Asimismo, a esa percepción hay que sumarle también la posibilidad de padecer sensaciones como la ansiedad, la incapacidad para disfrutar, la ausencia de energía para las tareas habituales, la inutilidad e incluso la desesperanza por un futuro que no se ve nada claro. Algunas mujeres incluso pasan por posibles cambios repentinos cuando llegan a la menopausia pudiéndose sentir bien ahora y momentos después algo deprimidas, y también es posible que se enfaden con gente de su entorno por cualquier cosa. A ello habrá que sumar también los bochornos, las alteraciones de sueño, etc.

¿Qué les pasa a las hormonas?

La tristeza, el decaimiento, la irritabilidad o incluso el estrés, la ansiedad o la depresión son cambios debido a la relación entre las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) con la síntesis de la serotonina, oxitocina y dopamina que son los neurotransmisores implicados en la gestión de las emociones y que además están en relación con numerosos trastornos. Algunos de los especialistas en el tema, además, afirman que, aunque no todas las mujeres experimentan lo mismo, el 70% se ve afectada en mayor o menor medida por los efectos secundarios de la menopausia.

Y los estudios… ¿qué dicen acerca de la relación entre la premenopausia y la depresión?

Uno de los últimos estudios de medicina y psicología en relación con la depresión durante la premenopausia se publicaba este pasado julio de 2020 en el que se confirmaba una alta prevalencia de dicho trastorno en la etapa de la premenopausia. Fue una investigación publicada en “Menopause”, la revista de la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS), la que confirmaba que la depresión prevalece durante la menopausia y que, además, esta afecta aproximadamente al 70% de las mujeres en esa transición. En ella, asimismo, se confirmaban también unos factores de riesgo mayores para la depresión en mujeres posmenopáusicas y también cualquier relación con la ansiedad y el miedo a la muerte.

Lo que pasa durante la premenopausia y menopausia es que con la disminución en la producción de hormonas las mujeres son más propensas a una serie de problemas psicológicos que incluyen depresión, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, tristeza, inquietud, problemas de memoria, falta de confianza y también una pérdida de la libido. A medida que las mujeres van envejeciendo el miedo a la muerte también se suele volver algo más pronunciado y, con ello, la depresión y la ansiedad, que son los problemas psicológicos más comunes de la menopausia probablemente aumenten dicho miedo.

Tras este estudio, en concreto, los investigadores descubrieron que la depresión en mujeres posmenopáusicas es un problema de salud común e importante que requiere más estudio, aunque sí se pudo identificar que el 41% de las participantes experimentó alguna forma de depresión. Y, además, gracias al estudio los investigadores también pudieron identificar los factores de riesgo que más afectaron la depresión en la menopausia como el hecho de ser viuda, estar separada del cónyuge, el consumo de alcohol, alguna enfermedad mental diagnosticada o la presencia de cualquier discapacidad física.

Por último, el tratamiento para la depresión debe ser recomendado por un psiquiatra, quien puede mandar medicamentos como los antidepresivos y psicoterapia para superar la depresión. 

Fuente: https://www.breastcancer.org/es/consejos/menopausica/tratar/cambios-emocionalesSociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS)

Redacción: Ana Ruiz

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