Consecuencias de la menopausia

Índice

• Consecuencias físicas de la menopausia
• Consecuencias psicológicas de la menopausia
• ¿Cómo evitar estas consecuencias de la menopausia en nuestra salud?

Consecuencias físicas de la menopausia

La menopausia no es una enfermedad, sino un proceso fisiológico por el que pasan todas las mujeres al llegar a los 50 años que implica el final del funcionamiento de los ovarios. Estos dejan de liberar cada mes un óvulo, lo que significa que la vida fértil de la mujer acaba y ya no puede quedarse embarazada de manera natural, puesto que ya no ovula.

Este proceso se produce por un descenso en los niveles de las hormonas sexuales femeninas que controlan este proceso, principalmente estrógenos y progesterona. Durante los años previos a la llegada de la menopausia, en el periodo que se conoce como perimenopausia, estas hormonas van viendo cómo sus niveles se alteran, lo que provoca las primeras consecuencias físicas asociadas al climaterio:

- alteraciones de la menstruación (se vuelve irregular, el sangrado aumenta o disminuye, dura mucho más o muchos menos…)

- alteraciones vasomotoras como los sofocos y los sudores nocturnos

- disminución de la libido

- insomnio y problemas para dormir

- dolores de cabeza

- sequedad de las mucosas, lo que implica sequedad de la piel, vaginal, de la nariz…

- aumento de peso, debido a los cambios hormonales y a la ralentización del metabolismo debido a la edad

- osteoporosis, ya que los estrógenos protegen los huesos, por lo que su descenso provoca descalcificación y pérdida de masa ósea

- aumento del riesgo cardiovascular y una peor resistencia a la insulina, ya que la masa grasa aumenta y la masa muscular disminuye

Todas estas consecuencias se van agravando a medida que nos acercamos a la menopausia y todavía se notan en los años posteriores a esta, conocida como postmenopausia. Los síntomas físicos como tal van desapareciendo en los 10 años posteriores, a medida que las hormonas se equilibran. Sin embargo, el riesgo de osteoporosis o de enfermedades cardiovascualres aumenta, sobre todo si la mujer no se cuida adecuadamente.

Por eso, es importante conocer las consecuencias que la menopausia tiene sobre todo el organismo para cuidarse de manera adecuada y evitar enfermedades y problemas derivados de esta.

Consecuencias psicológicas de la menopausia

Los cambios hormonales de la menopausia afectan también al estado de ánimo de la mujer provocando diversos efectos:

- Alteraciones cognitivas y emocionales: los estrógenos cuentan con unos receptores del cerebro y tienen la capacidad de mejorar el estado de ánimo. Por lo tanto, cuando sus niveles bajan, el humor de la mujer se ve alterado, provocando cambios bruscos de humor e irritabilidad. Además, se debe tener en cuenta también que los estrógenos ejercen una importante influencia sobre el organismo en general, pero también sobre el cerebro en particular porque van a afectar al sistema nervioso central, pero también a la eficacia de los neurotransmisores.

Asimismo, la bajada o descenso de dichos estrógenos va a producir una disminución de los niveles de serotonina. La serotonina es un neurotransmisor que está relacionado directamente con el estado de ánimo y va a provocar diferentes estados de ánimo como la tristeza, la ansiedad, la depresión, el nerviosismo, la baja autoestima.

Otras alteraciones que pueden aparecer son la falta de concentración, pérdida de memoria…

- Trastorno del sueño, que se asocia a “síntomas vasomotores”, es decir, a la producción de sofocos e, incluso, sudoración nocturna. También aparecen problemas para conciliar el sueño, múltiples despertares o despertarse de madrugada y no poder volver a dormirse.

- Enfermedad de Alzheimer: la menopausia puede incrementar levemente el riesgo de demencia senil en mujeres de 65 años en adelante. Recordemos que el tipo de demencia senil más frecuente es la enfermedad de Alzheimer.

¿Cómo evitar estas consecuencias de la menopausia en nuestra salud?

Es importante empezar a cuidarse desde los primeros síntomas de la menopausia ya que se ha demostrado que, cuanto mejor nos cuidemos, menos intensos y frecuentes serán los síntomas y, por supuesto, mejor podremos minimizar el riesgo de enfermedades serias a largo plazo como las cardiovasculares o las óseas.

Por eso, debes empezar cuanto antes a seguir estas recomendaciones:

1. Cuidar tu alimentación. Debes reducir las calorías que consumes en unas 300 ya que una mujer de 50 años no necesita tantas calorías como una de 20. De este modo, reducirás el aumento de peso. Asimismo, debes incluir en tu alimentación alimentos frescos, sanos y naturales, evitando los ultraprocesados. Procura que tu dieta incluya los micronutrientes necesarios, especialmente vitamina C, E, A, D, calcio, zinc o magnesio. Si es necesario, incluye suplementos dietéticos. Consulta a tu profesional de medicina. También debes incluir alimentos ricos en antioxidantes que benefician tu salud y reducen el daño de los radicales libres en tu organismo.

2. Hacer ejercicio físico de manera regular. Debes hacer unos 45 minutos de ejercicio aeróbico o cardiovascular al día (andar a paso rápido, nadar, correr, bicicleta…), y no olvidarte de los ejercicios de fuerza/entrenamiento que te ayudan a fortalecer la masa muscular y evitar la sarcopenia.

3. Evita todas aquellas sustancias que puedan ser perjudiciales para tu salud, como el tabaco o el alcohol.

4. Procura descansar y dormir bien, respetando tus ritmos circadianos. Si te cuesta conciliar el sueño, prueba infusiones relajantes o suplementos de melatonina.

5. Cuida tu mente mediante prácticas como el mindfulness, la respiración profunda, el yoga o el taichí.

6. No te olvides de tus relaciones sociales y amorosas. Saca tiempo para salir con tus amigos, tus aficiones, ir de cena con tu pareja y seguir manteniendo relaciones sexuales. Los problemas sexuales pueden solucionarse con lubricantes naturales, suplementos para aumentar la libido…

7. Por último, si tus síntomas son muy intensos puedes consultar a tu profesional de ginecología la posibilidad de seguir la terapia de sustitución hormonal que no solo reduce los síntomas, también las consecuencias negativas para la salud de la menopausia.