Ganas de llorar en la menopausia

Ganas de llorar en la menopausia

¿Llevas unos meses que sientes ganas de llorar a todas horas? ¿Piensas que puedes estar deprimida? ¿No paras de dar vueltas a tu vida? ¿Crees que las hormonas pueden andar detrás de estos problemas?

Índice

 

¿Por qué tengo ganas de llorar?

El llanto es una forma de expresar nuestra tristeza. Cuando lloramos, expresamos una emoción a través de esas lágrimas que surgen de nuestros ojos. Además, no siempre lloramos por lo mismo, ya que podemos llorar por pena, por frustración, por temor, etc. Y, aunque pueda parecer algo malo, lo cierto es que llorar nos ayuda a desahogarnos y sentirnos mejor. Dejamos escapar nuestra tristeza y nuestros sentimientos negativos a través de las lágrimas, y ese siempre acto hace que, al terminar, nos sintamos un poco mejor.

Por eso, no se debe decir a nadie “no llores”, sino que, lo que hay que hacer, es consolarle y acompañarle en su llanto. Dejar que llore todo lo necesario para poder superar eso que le causa tanta tristeza.

En cuanto a la causa concreta del llanto, este puede venir por muchos motivos diferentes: una ruptura emocional, la pérdida de un ser querido, un problema en el trabajo, un enfrentamiento con un amigo, una discusión con tu pareja o tus padres, una mala noticia… Son muchos los motivos que nos hacen llorar. Incluso, a veces, lloramos sin motivo aparente, solo porque nos sentimos tristes sin saber por qué y necesitamos solar ese nudo que tenemos en nuestro interior.

Igualmente, hay épocas en nuestra vida en las que suele ser más frecuente llorar, como épocas de cambios: cambio a otra ciudad o país, cambio de trabajo, malas rachas emocionales o personales… o momentos en los que el llanto surge con más facilidad, como en los días previos a la regla, cuando estamos embarazadas o, por qué no, en la menopausia.

Y es que las hormonas son las responsables de que, muchas veces, lloremos más de la cuenta o sin motivo aparente. Las hormonas no solo influyen en nuestro organismo a nivel físico, sino que lo hacen también a nivel emocional. Y mucho. Esto se debe a que las hormonas tienen efectos en la acción de neurotransmisores, las moléculas que transmiten información de neurona a neurona, y estas inciden en el ánimo.

Asimismo, las principales hormonas sexuales femeninas, estrógenos y progesterona, influyen en nuestro cerebro, por lo que es normal que, cuando hay cambios en los niveles de ambas como en el climaterio, nos sentamos más alteradas, irritables y tristes.

¿Es más frecuente estar triste en la menopausia?

Sí. De hecho, es uno de los síntomas de la llegada de la menopausia y de la postmenopausia: la tristeza, el estrés y la ansiedad. Y esto se debe, en gran parte, a la disminución de los estrógenos, la principal hormonal sexual femenina que se reduce drásticamente en esta etapa cuando los ovarios dejan de funcionar.

Por eso, es normal que te sientas triste, irritable y con un estado de humor bajo al llegar la menopausia. Incluso, en muchos casos, esta tristeza puede derivar en depresión si no se pasa en unos meses.

Además de las hormonas, son muchos los cambios que se producen al llegar la menopausia que pueden hacer que nos sintamos más tristes: los síntomas molestos de la menopausia (sofocos, sudores nocturnos, sequedad vaginal, insomnio), los problemas sexuales que surgen al tener la libido baja y notar dolor en las relaciones sexuales, el fin de la vida fértil que nos hace darnos cuenta de que ya no podemos tener más hijos, el hecho de entrar en una etapa nueva que va asociada al envejecimiento… Todo esto puede hacer que la menopausia no resulte sencilla para muchas mujeres y que sea una etapa triste en la que es habitual llorar a menudo.

Y, por último, el síndrome del nido vacío, ya que, para muchas mujeres, la menopausia coincide en el tiempo con la etapa en la que los hijos crecen y se vuelven más independientes, yéndose incluso de casa, lo que puede resultar muy triste al no sentirnos igual de necesitadas y ver cómo nuestros bebés ya han crecido y se van de casa.

¿Qué puedo hacer para sentirme mejor?

Si te sientes muy triste, lo primero que debes hacer es analizar el motivo de esa tristeza para ver si es solo algo físico (debido a los cambios hormonales) o hay detrás ciertos problemas con tu pareja, tus hijos o en el trabajo que debas solucionar.

La terapia hormonal sustitutiva, el tratamiento farmacológico propio de la menopausia, te ayudará asentirte mejor al estabilizar tus hormonas. Este tratamiento es seguro siempre que sea un médico quien decida la dosis y el tiempo de duración del tratamiento.

Si la tristeza cada vez es mayor, e incluso sospechas que puede haber derivado en depresión, es conveniente que acudas al psiquiatra para que te evalúe y, si es necesario, te recete un tratamiento de antidepresivos y terapia de psicología. 

Si no estás deprimida, solo triste por la nueva situación, los ejercicios de respiración y meditación pueden ayudarte a sentirte mejor y comprender que la menopausia solo es una etapa más en la vida, no es el fin de nada más que de la vida fértil, pero tu carrera laboral y tu vida personal pueden estar entrando en la mejor etapa. Con 50 años (edad a la que suele venir la menopausia) eres más experta en todos los ámbitos y sabes lo que quieres y lo que necesitas para ser feliz. Puedes estar en un gran momento profesional y, ahora que los niños son mayores, aprovechar para retomar tu relación de pareja e iniciar una segunda juventud con ella. El no preocuparte por la concepción, por ejemplo, puede hacer que os sintáis más libres en el sexo y que disfrutéis más que nunca. Podéis viajar, salir a cenar o hacer lo que os dé la gana ahora que no tenéis que quedaros cuidando de los niños.

En resumen, que la menopausia puede ser una etapa muy buena, por lo que fuera esa tristeza.

Fuente: Pajares, Francisco; Moraleda, Laura (2007), Cómo prevenir y tratar las secuelas de la menopausia. Ed. JAGUAR. Alonso Álvaro, Angel; Fuertes Rocañín, José C; de la Gándara Martín, Jesús J.; Martínez Guisasola, Javier; Pérez Hidalgo, Carmen; Tamayo Santamaría, Maite (1997), Menopausia y Trastornos Psicosomáticos, Madrid, Cauce Editorial.

Redacción: Irene García

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